jueves, 9 de octubre de 2008

EL DUELO

Un personaje, que quizás soy yo, y una bella mujer se aman: nos amamos. Entre bromas y besos entramos a un círculo de arena cercado por cuerdas. Desenvainamos sendas espadas y luchamos. Con un tajo profundo sobre su hombro siego su vida. Ella cae. Yo salgo del círculo. Sin lágrimas lloro mientras me alejo.

SUI-CIDIO

Mi amiga Michelle conduce el taxi. Yo viajo en el asiento trasero. Descendemos de la cordillera. Atardece. Saco una pistola y me doy un tiro en la frente. Siento la bala que entra en mi cabeza, siento la sangre que empieza a correr sobre mi rostro. La conductora me pregunta qué hago. Yo respondo: "quiero ver si me muero". Pero no.

viernes, 3 de octubre de 2008

comerciales (primaverales)

Pesadillas de invierno son grato sueño: livianillas. La real pesadilla es el fin de la hibernación: despertar hambriento en primavera, época de floración de la estupidez.

domingo, 7 de septiembre de 2008

ESPECTÁCULO DEL FIN

Asisto, una vez más, al espectáculo del fin. Una vez más, el cielo nocturno de la urbe se enciende por el temible despertar de volcanes, allí donde antes sólo habían montes, horizonte, mudo paisaje. Otra erupción, humana, la del furor inhumano, nos atemoriza: mutadas en zombies, monstruos antropófagos, las oscuras multitudes desolan en su carrera los caminos del fugitivo. Ni aún el oscuro templo, claro está, donde por algunos minutos logramos ocultarnos, nos evade de la catástrofe insoslayable: rocas ígneas destruyen sus blancas torres y muros. Arrojados a la vorágine de la destrucción, constatamos que no hay escape, salvación, ni remedio alguno. La resolución acontece inesperada: una mujer y un niño, transmutados, por raro azar evolutivo, en vampiros asesinos de los zombies, nos muerden, con piedad. Nuestras células, al ser infectadas, comprenden todo lo descrito. Hay felicidad en destruir aún lo destructivo.

miércoles, 27 de agosto de 2008

DANZA DE LA MUERTE

Un ancestro extinto me revela el secreto de mi linaje: un militar nazi que asesinó a la mitad judía de la familia. Sueño que la terrible visión de los crímenes me despierta. Ahora estoy en una sala cuadrada junto a una mesa circular y, sentados en torno, todos los parientes asesinados, de pronto redivivos, con instrumentos músicos en sus manos, ejecutan una triste melodía. Yo salto sobre la mesa: con una daga de plata bailo una danza de la muerte al ritmo de la música que acelera.

MERCENARIOS

En una embarcación de mimbre, con otros aryas sudras, a través de cálidos mares, huyendo de isla en isla (venturosas ínsulas) eludiendio fieras flechas nativas. Y cada vez, salvados por un oportuno nadar, o bogar, a favor de las mareas y la corriente.

miércoles, 20 de agosto de 2008

LA DIOSA

A los pies del monte más alto del mundo, al cual los oscuros compañeros de mi sueño llaman Aconcagua, encuentro una casa de piedra. Dentro, en un jardín exuberante, hay un pequeño templo de mármol. Allí, una diosa vestida de blanco, ornada de plata, me besa y me sienta junto a su lecho. Me muestra una roja luna de oro en el cielo. Yo derribo los muros de la casa para que todos puedan verla: la pobre gente huye espantada. La diosa ríe.